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Genios de la literatura universal, aunque crueles maltratadores de sus protagonistas femeninas

En estos días escuchamos en los medios de comunicación cómo se celebran actos y jornadas en repulsa de la violencia contra las mujeres. Se nos recuerda que el maltrato comienza pronto, y que los jóvenes deben recibir buenos ejemplos. Pues bien, como escritores por encargo y redactores de biografías, en Memoralia no recomendamos tomar modelos de comportamiento de algunas páginas de la literatura universal.  Sólo hace falta ver cómo trataron ciertos grandes autores a sus personajes principales cuando éstos eran mujeres, y para comprobar que las mejores novelas no son ningún manual del buenas prácticas con el género femenino bastan algunos ejemplos:

Gustave Flaubert - Madame Bovary

A pesar de su algo cínica declaración -«Madame Bovary c’est moi«-, la heroína de Flaubert es una mujer mediocre, que de forma quijotesca cree vivir en una de las novelas románticas que con tanta pasión lee. Pero su destino es una tragedia vulgar, consecuencia de su propia y frívola vulgaridad. Se suicida con arsénico, reforzando así su mala imagen para el lector. El sufrido marido de Enma es el personaje más positivo.

Flaubert: CULPABLE

León Tolstoi – Anna Karenina

Algo más compasivo, el conde Tolstoi se inventa una heroína bella y buena, cuyo viejo marido no puede satisfacer sus pasiones románticas. Tolstoi siente afecto por ella, pero no perdona su infidelidad, haciendo que se suicide tirándose a las vías de un tren.

Tolstoi: CULPABLE

Fotograma de la serie televisiva de La Regenta

Leopoldo Alas «Clarín» – La Regenta

Es el caso de otra joven mujer casada con un carcamal. Pero Clarín no la aprecia mucho, y concentra todo su interés en el psicótico cura que la pretende. La regenta es castigada con la muerte de los hombres que la tiran los tejos y, al fin, con la soledad y el ostracismo social más completo, castigo provinciano y terrible para la época.

Clarín: CULPABLE

Alejandro Dumas – La Dama de las Camelias

La prostituta Marguerite Gautier, tuberculosa terminal desde el primer capítulo, es una mujer de altos ideales, bondadosa y sincera, y el autor la trata con amor y respeto, lo cual no impide que acabe muriendo sola y arruinada, mientras su galán no se entera de nada.

Dumas: CULPABLE CON CONDENA REVISABLE

Vladimir Nabokov, creador del personaje pedófilo más conocido de la literatura

Vladimir Nabokov – Lolita

No es más que una adorable niña de once años -una nínfula-, pero su naturaleza de inocente y a la vez perversa lleva a los hombres a su perdición. Su pederasta adorador acaba mal, y ella con una triste vida de madre adolescente de extrarradio, un destino desgraciado y vulgar.

Nabokov: CULPABLE

¿Pero hay alguna heroína que acabe bien en la novela de un hombre? Sí, citemos aquí al gran Salgari que, en la saga del Corsario Negro, parece tratar fatal a la bella Honorata, arrojandola al mar en una simple balsa para que muera. Pero ¡sorpresa! Al final ella reaparece convertida en la reina de una tribu de caníbales en el mar Caribe. Y encima perdona a su verdugo y luego huye con él. ¡Eso es poderío! Su heroína es un ejemplo de mujer maltratada que al final triunfa, y cuyo agresor se arrepiente.

Salgari: INOCENTE

Y, ahora en serio, a ver si los nuevos escritores toman nota de que desde las páginas de sus obras también se puede combatir la violencia de género.

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