Prensa

El contador de vidas, todas heroicas

Todo comenzó aquel día que  me dijiste en la Redacción: 'Vente con la entrevista de Makélélé o si no, no vengas. Y volví con Makélélé y Flávio Conceição". El que recupera la anécdota del pasado es Jorge Escohotado, el responsable del aguijonazo, su jefe en la sección de Deportes de 'Diario 16'. Era el año 2000, Jorge no conseguía sacudirse la carga de ser hijo de Antonio Escohotado, filósofo, jurista, profesor universitario, ensayista y autor de 'Historia general de las drogas', entre otras obras de culto. Las ganas por aprender el oficio compensaban el absoluto desconocimiento de cualquier actividad deportiva. Sólo Jorge podía presentarse en la tribuna de prensa del Santiago Bernabéu con un libro para entretenerse durante del partido mientras no le llegaba el momento de cubrir la rueda de prensa. 

Pero aquel día volvió con Makélélé y con Flávio Conceição de una tacada. Consiguió el respeto de los compañeros –todos fabulosos– y la confianza para adentrarse en el periodismo a pesar de la zozobra por el cierre de 'Diario 16'. "Con la indemnización me ofrecí de becario en 'El Mundo', estuve año y medio haciendo salud, me hice amiguete de los de Opinión y un día me propusieron que me encargase de los obituarios si lo hacía bien. Me di cuenta de que era un género en sí mismo, pero llegó un momento en el que me alegraba de que muriese la gente. Tenía que superar el primer cuello de botella porque no todos los días palma un Nobel".

"Hay gente que quiere seguir al terminar el libro de su vida, es terapia biográfica", dice Escohotado

Después trabajó en un diario económico y en una potente agencia de comunicación para aprender lo que sucede al otro lado del mostrador, pero el mundo del obituario lo había atrapado. Abandonó la agencia y el sueldo, cursó  un MBA (Master in Business and Administration)  y con 30 años montó Obitualia. Consiguió un acuerdo con la funeraria de Madrid y en 2008 fundó Memoralia con un compañero de la carrera. Los contactos conseguidos en la agencia de comunicación le permitieron que la idea apareciese en cadenas de televisión y en rotativos de tirada nacional e internacional. 

La bombilla volvió a alumbrar al leer uno de los titulares: "Nace el periodismo a domicilio"."Todos mis compañeros se quejan de que no hay trabajo y no se dan cuenta de que el trabajo cuando no le encuentras en las redacciones está en los hogares. Pensaba que la idea del ataúd con un libro de recuerdo del difunto triunfaría, pero aquí no estamos acostumbrados a eso". Como la celebración de la muerte por estos pagos no es tan festiva como en la tradición anglosajona, siguió desarrollando el proyecto del periodismo a domicilio para redactar biografías de gente anónima "porque toda vida merece ser contada", reza el lema de Memoralia. "Con el porque tuve dudas. Una tarde me presenté en casa de mi padre y le dije: 'Antonio, ponte a pensar, ¿con el porque o sin él?' Y dejamos el porque". 

Porque la idea no tenía límites un día se le presentó el departamento de 'marketing' de Caixa Catalunya para ofrecer a la clientela un producto financiero con las biografías. "Tenían 1.300 sucursales e imagínate el volumen de trabajo que podía suponer. Con una por oficina, salían cuatro biografías al día. Montamos despacho en Barcelona, de las 1.300 posibles sólo hicimos 150, no cubrimos costes  pero ganamos conocimiento en logística. En cada biografía trabajan cuatro personas: biógrafo, revisor, maquetador y coordinador". 

 

5.000 vidas contadas

Pero después se encontró con una situación inesperada. "Al acabar el libro había gente que quería continuar porque damos un servicio contra la soledad y un ejercicio de memoria. Es terapia biográfica". Aspira a que Memoralia se convierta en una empresa pública para construir "una biblioteca de vidas, un museo de la memoria. Hicimos una encuesta y  el 90% de la gente no es capaz de recordar más de dos nombres de sus bisabuelos. El futuro de Memoralia está en la ONU". 

"Jorge, tu empresa es distinta porque haces a la gente feliz", le dijo Cristina, su madre, antes  de morir

Con el apoyo de un fondo inversor, después de que los socios lo dejasen tirado y con la deuda hace tres años, Jorge Escohotado cree que todos es posible como cuando consiguió a Makélélé. Su último proyecto es rendir un homenaje a los protagonistas de la lucha contra la pandemia con la obra coral 'Los héroes del COVID-19'. Para hacerlo pide que se compartan vídeos, fotos y relatos en las redes sociales – etiquetando a "@memoralia_biografías" utilizando el hashtag "#respirocontigo" o enviando un mail a "memoraliacovid@gmail.com"– hasta el 17 de mayo. 

Lleva más de 5.000 historias contadas. "Jorge, tu empresa es distinta porque haces a la gente feliz", le dijo Cristina, su madre, antes de morir hace tres años. Tiene pendiente esta terapia biográfica. "Con el tiempo la haré".

 

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