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Cuando el amor se convierte en medicina y el empeño en vacuna contra el COVID-19

Laboratorios ROVI entra en 2021 conmemorando la efeméride de cumplir 75 años de vida en un año especialmente importante para la farmacéutica española. En julio de 2020 fue elegida por Moderna para fabricar en Madrid la vacuna contra la COVID-19 en cuanto estuviera disponible. Para entonces la investigación se encontraba en fase avanzada y los pronósticos apuntaban a que esto sucedería a principios de este año, tal y como ha sucedido. En conversaciones con el diario nacional El Español, Javier López Bermejo, vicepresidente y director financiero mostraba entonces su alegría en nombre de la compañía en un periodo tan duro, y recordaba que aquel era un momento muy positivo para España.

 

Foto: Pool Moncloa/Fernando Calvo. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante su visita a la fábrica de Laboratorios Farmacéuticos Rovi.

 

Además de Javier y  Juan, Consejero Delegado de ROVI, es también directivo de la firma su otro hermano, Iván López-Belmonte, quien ocupa una de las vicepresidencias y se encarga de Marketing y negocio internacional. Ellos son la tercera generación de una de las empresas más prometedoras de España a día de hoy cuyos orígenes también fueron de la mano de tres hermanos que, en 1939, decidieron salir de una ciudad de provincia, Albacete, devastada tras la guerra civil, buscando nuevos horizontes profesionales.

Pero conozcamos ahora un poco más de la historia que convierte a esta empresa en una compañía realmente singular.

 

Juan López-Belmonte, CEO; Juan López-Belmonte, presidente; Javier e Iván López-Belmonte, vicepresidentes.

 

De una familia de ocho hermanos, Juan, Pedro y Francisco López Belmonte abandonaron su ciudad natal rumbo a Madrid con la idea buscar un negocio con el que prosperar y con el que sustentar a su familia. Desde los inicios, aunque siempre con una mentalidad emprendedor herencia de su padre –“mi bisabuelo introdujo Ford en España, y un montón de cosas más, pero le fue fatal”, recuerda hoy Javier López-Belmonte- su idea nunca fue el crear una empresa de grandes dimensiones.

Teniendo los tres manchegos estudios universitarios –abogado, farmacéutico e ingeniero- algo poco habitual entonces por el momento complicado que vivía el país y en el seno de una familia tan numerosa, al llegar a la capital fundan Pan Química Farmacéutica en el año 1940. Sin embargo, la familia López-Belmonte encontró un primer problema: “No se podía importar nada sin divisas, así que lo que consiguieron ellos era ganarse la vida logrando exportar para poder importar. Tuvieron una bodega en Jerez, vendían naranjas… ofrecían lo que había en España que no se podía encontrar en otros lugares. Gracias a estas divisas lograron establecer un negocio que ofrecía muchas posibilidades al tiempo que bloqueaba la fácil entrada de competidores” recuerda Javier, nieto de Juan.

Con las divisas de exportar fuera el producto consiguieron traer productos químicos del extranjero para venderlos aquí. Así se convertirían en los primeros importadores de penicilina en España. El éxito fue tal que la gente hacía cola en la vivienda familiar en Madrid para comprarla. 

 

El fundador de Rovi, en la mesa, el segundo por la izquierda.

 

En 1946 Robert y Vidal fundan ROVI para crear especialidades farmacéuticas y traspasan parte de las acciones a la familia López-Belmonte. Pero si algo destaca en la historia de estos años de ROVI es la patente de la heparina que, además, tiene detrás una romántica historia familiar. La mujer de Juan padecía trombofibrosis y no había medicamentos para tratarla en todo el ámbito familiar. Como él estaba siempre viajando alrededor del mundo, encontró que fuera de España sí se trataba y decidió importarlo. Ese fue el germen de la heparina, uno de sus principales productos y que forma parte de su historia.

En 1952 llegaron a un acuerdo con el gigante farmacéutico estadounidense Pzifer, lo que marcaría un nuevo hito: trajeron a España la terramicina, otro antibiótico de amplio espectro. El éxito fue tal que Pzifer tomo la decisión de independizarse llevándose una parte del negocio y de los empleados. Pero ROVI continuó. En la década de los sesenta, se incorpora la segunda generación y la expansión no se hace esperar. En el 75, crearon la línea hospitalaria y de distribución minorista, lo que les llevaría a situarse entre una de las cuatro compañías principales del país.

A pesar de todos los cambios que ha ido experimentando la compañía, López-Belmonte cree que la esencia es la misma: “España y el mundo en general ha cambiado mucho, así como Rovi. El emprendimiento es diferente, pero mi abuelo era un innovador en todas las áreas y eso sigue en nuestra compañía. Es más, España ha pasado de importar tecnología a exportar tecnología made in Spain. Y eso es lo que hacemos nosotros”.

 

Javier López Belmonte, vicepresidente de Laboratorios Rovi.

 

Aunque la empresa haya salido a Bolsa y crecido de manera exponencial a lo largo de las últimas décadas -en la actualidad trabajan más de mil empleados-, el ambiente familiar sigue presente. Javier destaca la implicación de todos los empleados cuando en una de las muchas visitas que realiza a las fábricas se encuentra con trabajadores de toda la vida que le cuentan cómo su abuelo les decía que se acabasen las lentejas. “Para mi abuelo, Rovi era como un hijo más y alucinaría viendo en qué se ha convertido su corporación. Estaría emocionado y satisfecho”.

Desde Memoralia esperamos que ésta como otras empresas familiares de ámbito nacional de las que nos hacemos eco, continúen con su andadura exitosa, y que podamos ver cómo celebran los cien años de vida mientras siguen -y seguimos- escribiendo las páginas más gloriosas de su historia.

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